Incapacitados ante una pandemia

Al inicio de la pandemia, (porque… ¿Recordáis que hubo una pandemia? Parece mentira que con todo lo que pasamos y nos hicieron pasar hayamos hecho borrón y cuenta nueva tan drásticamente) me eché a mucha gente encima al decir que no nos encontrábamos ante un fenómeno «Cisne Negro», pero sí que interesaba que se viese así. Por supuesto, no es que yo haya interpretado a Taleb mejor o peor que otros, no es que buscase crear un zoo con tanto cisne, es que lo que pretendía sacar a escena era esto: qué interés hay detrás de que viésemos la pandemia como una situación que no éramos capaces de prever

Este post quiero dedicarlo a analizar el comportamiento de los gobernantes, los de un color y otro, los que dictan cuándo estamos confinados y cuándo no, los que nos dicen en enero de 2020 que lo que ocurrió era imposible de prever pero que después la OMS (por nombrar a uno de los suyos) les da con un canto en los dientes, los que tienen el (triste) ejemplo de Italia pero no saben utilizarlo, los que buscan crear series para distraernos, los que echan culpas hacia un lado y a otro; en resumen, analizar a los Arquitectos de la Elección (‘Choice Architects’ originalmente). Aviso a navegantes: no venimos a decir qué medida hubiera sido mejor o peor, sino a entender quiénes nos gobiernan y cómo lo hacen

No vamos a dar aquí una lección de Economía Conductual, que de poco serviría, lo que vamos a hacer es analizar cómo se comportan estos arquitectos (denominados así por los autores Richard Thaler y Amos Tversky). Queremos entender, si se puede, el porqué de nuestra sublime incapacidad ante la pandemia del Coronavirus, la cual era más que previsible para algunos y totalmente imposible de prever para otros. ¿Por qué nos ha pillado de golpe y porrazo (supuestamente)? Y de aquí derivan otras preguntas como: ¿Qué se puede extraer del comportamiento que hemos tenido durante el año 2020? ¿Por qué dejamos que cada vez tengan más peso los gobiernos? ¿Realmente tenemos gobernantes que conocen lo que «es mejor» para nosotros?

Amigos, al contrario que asevera la Teoría Neoclásica, no somos racionales en absoluto, como ya hemos visto en otros posts («Sesgos al invertir Parte I» y «Sesgos al invertir Parte II«). Nos vemos profundamente condicionados por los denominados sesgos o limitaciones cognitivas enunciados por Daniel Kahneman y R. Thaler entre otros. Con ello nos volvemos susceptibles, no sabemos determinar nuestras preferencias ni tampoco maximizar nuestro propio bienestar. ¡Aquí es donde entran los Arquitectos de la Elección! Lo que queremos destacar aquí es la importancia de esas desviaciones cognitivas a la hora de tomar decisiones que nosotros sufrimos y cómo las aprovechan los gobiernos

Ejemplos de sesgos que sufrimos (esta vez sin centrarlo únicamente a la inversión):

1.         Sesgo del Status quo

Se trata de nuestra tendencia a preferir que las cosas sigan igual que siempre, a no cambiar. Si quieres una excusa más a por qué nunca te decides a empezar la dieta, aquí la tienes.

En este caso, es vox pópuli que a los individuos nos cuesta mucho cambiar nuestros hábitos. Tanto es así que ni siquiera éramos completamente capaces de cumplir con la premisa del Estado de Alarma de #Quédateencasa. Pero si decíamos estar tremendamente preocupados por la situación vivida.

2.         Exceso de optimismo

Estamos hartos de ver esto, ¿verdad? Días antes de decretar el Estado de Alarma se arengaba a la gente a acudir a manifestaciones, eventos deportivos, mítines políticos, etc. Claro, con aquello de “es un virus pequeño”, “está en China”, “aquí no habrá más que unos casos puntuales”, era más que sencillo. Pobre Coyote, iluso cree que puede pillar al Correcaminos cuando este siempre es más rápido que él.  

3.         Aversión a la pérdida 

“¿Cómo vamos a prohibir eventos multitudinarios con un riesgo tan bajo de casos diagnosticados?” (Si es que era realmente ese el dato conocido). El individuo siempre prefiere no perder antes que ganar, duele doblemente la pérdida que la ganancia, así que, antes de perder, ya sea popularidad o aumentar críticas a los gobiernos, mejor arriesgarnos a no tomar medidas de contención.

4.         Presión social

Archiconocido que lo que hace la mayoría es lo que tendemos a hacer el resto. ¿Por qué? Por miedo al qué dirán, a ser rechazados, a ver bien la opinión mayoritaria sobre la minoritaria. ¿Qué veo a gente yendo a comprar en avalancha a los supermercados sabiendo que no habrá desabastecimiento? Da igual, vamos aunque no tengamos nada urgente que comprar (esa personalidad tan apabullante tenemos). 

5.         Ilusión de control 

Muy relacionado con el exceso de optimismo, consiste en esa creencia humana de poder controlar situaciones que realmente no dependen de nosotros. Buscamos crear relatos coherentes de causa y efecto: “hay muchos casos de contagios por Coronavirus, pero nosotros estamos sanos, seguro que no lo tenemos”, no pensamos en poder ser asintomáticos y contribuir al desastre. 

Omitamos aquí todo el desconocimiento generalizado que se ha dado todo el tiempo, donde dije digo digo Diego hasta la enésima potencia.

6.         Anclaje

Está demostrado que los datos o información que nos dan previamente condiciona nuestro juicio acerca de esa cuestión: nos hablan de un mayor porcentaje de fallecidos en ancianos, por lo que nos despreocupamos ante la mortalidad del virus, nos vemos seguros aun cuando hemos visto que también fallece gente joven.

En resumen, sesgos podríamos hablar de muchos más, pero con estos nos es suficiente para ver que no somos completamente racionales. Ante esto, entran en juego los Choice Architects, por ejemplo, decretando el Estado de Alarma y añadiendo una serie de medidas que van aumentando día a día. ¿Cómo nos aseguramos de que nos conducen a lo que de verdad queremos y no a lo que les mueve sus propios intereses?

La lógica determina que estos Choice Architects (sean del tinte político que sean y gobiernen en España o fuera) deben ser individuos racionales, que no adolecen de sesgos cognitivos como los que ya hemos visto porque si no, no tendría sentido que impusieran medidas para todos los individuos; pero, ¿esto realmente es así? Por mucho que algún político intente pintarse a sí mismo como Supermán, lo cierto es que son exactamente iguales que nosotros, sufren de las mismas anomalías. 

De hecho, todos estos sesgos, que adolecen también los gobernantes, provocan un grave impacto sobre las políticas óptimas. Se torna muy complicado dar solución a problemas vitales como los de tinte económico: cuotas de pagos de autónomos, moratorias, impuestos societarios, etc. Entonces, ¿en qué medida estos arquitectos son capaces de implementar medidas que mejoren el bienestar? 

¿Racionalidad de los Choice Architects?

En teoría, para considerar in toto que los Choice Architects están tomando las medidas correctamente desde un punto de vista racional (sin entrar en catalogar cuán acertadas son o no desde el punto de vista científico-ideológico), deberían darse dos supuestos:

1.         Tener acceso completo a toda la información.

2.         No deben existir pendientes resbaladizas en la política. 

Aunque muchos no quieran ni nombrarlo, necesitamos recuperar aquí a Hayek y su “problema del conocimiento”, por el que los individuos no pueden tener acceso a toda la información. En suma, los Choice Architects, no solo pueden no mejorar nuestro bienestar con sus políticas, sino que lo pueden empeorar. 

Por si fuera poco, existe el problema de las slippery slopes o pendientes resbaladizas de las que habla M. Rizzo, por el que la aceptación de una actuación política lleva a la aceptación de una ulterior. ¡Este es el punto donde queríamos llegar! Esto supone que, generalmente, cuando aceptamos una intervención o influencia externa, la probabilidad de no cuestionar una posterior se incrementa

 Viñeta de Ramón en «Hermano Lobo»

Imaginemos, si en un primer momento nos hubiesen decretado un Estado de Alarma de un mes y medio, ¿cómo hubiésemos reaccionado? Sin embargo, al hacerlo de solo 15 días, el prorrogarlo otros 15 no lo vimos tan mal. Sería una especie de pendiente de autoridad, al mostrarnos que se trata de un tema tan complicado, debimos agachar la cabeza ante lo que nos dijeron, ya que teníamos que mostrar respeto a los juicios de los «expertos» en algo tan complicado. Buena estrategia de los Choice Architects, ¿verdad? 

Fijaos que aquí, lo que hemos tratado de hacer es ver todas las actuaciones desde una perspectiva meramente conductual, sin entrar en valoraciones políticas o ideológicas. ¿Por qué? En primer lugar, porque no queremos pararnos a pensar que todo el desastre, la poca preparación y la incapacidad que se mostró viniese de forma intencionada, ya que sería entonces algo denunciable; y, en segundo lugar, por amor propio, amor propio a los ciudadanos y a una servidora, que por muchas limitaciones cognitivas que tengamos, debemos ser capaces de no rendirnos. No porque nos den mítines políticos los unos y los otros ni porque queramos sonar a habitantes del mundo de Yuppi, sino porque, señores, nos quedan demasiadas cosas que hacer. Entre ellas, ver cómo podemos menguar la influencia de estas limitaciones propias del ser humano para si no evitar la próxima pandemia, al menos, estar (más) preparados ante ella

En definitiva, cuando vemos una situación como imposible de prever, como un Cisne Negro, somos más dóciles para recibir medidas restrictivas que hagan crecer al gobierno y, en conjunto, al Estado. Nos paramos a pensar y decimos aquello de “es un asunto demasiado complejo, nadie podía imaginarlo y se tomarán medidas que no gustarán a nadie”. Y esto, amigos, esto es justo lo que beneficia a esos Choice Architects que no supieron estar preparados (ni prepararnos) para esta guerra. Y pobre del que crea que, tras ella, buscarán retroceder todo lo que avanzaron. 

El éxito es talento más preparación. – Malcolm Gladwell

 

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Al inicio de la pandemia, (porque… ¿Recordáis que hubo una pandemia? Parece mentira que con todo lo que pasamos y nos hicieron pasar hayamos hecho borrón y cuenta nueva tan drásticamente) me eché a mucha gente encima al decir que no nos encontrábamos ante un fenómeno «Cisne Negro», pero sí que interesaba que se viese así. Por supuesto, no es que yo haya interpretado a Taleb mejor o peor que otros, no es que buscase crear un zoo con tanto cisne, es que lo que pretendía sacar a escena era esto: qué interés hay detrás de que viésemos la pandemia como una situación que no éramos capaces de prever

Este post quiero dedicarlo a analizar el comportamiento de los gobernantes, los de un color y otro, los que dictan cuándo estamos confinados y cuándo no, los que nos dicen en enero de 2020 que lo que ocurrió era imposible de prever pero que después la OMS (por nombrar a uno de los suyos) les da con un canto en los dientes, los que tienen el (triste) ejemplo de Italia pero no saben utilizarlo, los que buscan crear series para distraernos, los que echan culpas hacia un lado y a otro; en resumen, analizar a los Arquitectos de la Elección (‘Choice Architects’ originalmente). Aviso a navegantes: no venimos a decir qué medida hubiera sido mejor o peor, sino a entender quiénes nos gobiernan y cómo lo hacen

No vamos a dar aquí una lección de Economía Conductual, que de poco serviría, lo que vamos a hacer es analizar cómo se comportan estos arquitectos (denominados así por los autores Richard Thaler y Amos Tversky). Queremos entender, si se puede, el porqué de nuestra sublime incapacidad ante la pandemia del Coronavirus, la cual era más que previsible para algunos y totalmente imposible de prever para otros. ¿Por qué nos ha pillado de golpe y porrazo (supuestamente)? Y de aquí derivan otras preguntas como: ¿Qué se puede extraer del comportamiento que hemos tenido durante el año 2020? ¿Por qué dejamos que cada vez tengan más peso los gobiernos? ¿Realmente tenemos gobernantes que conocen lo que «es mejor» para nosotros?

Amigos, al contrario que asevera la Teoría Neoclásica, no somos racionales en absoluto, como ya hemos visto en otros posts («Sesgos al invertir Parte I» y «Sesgos al invertir Parte II«). Nos vemos profundamente condicionados por los denominados sesgos o limitaciones cognitivas enunciados por Daniel Kahneman y R. Thaler entre otros. Con ello nos volvemos susceptibles, no sabemos determinar nuestras preferencias ni tampoco maximizar nuestro propio bienestar. ¡Aquí es donde entran los Arquitectos de la Elección! Lo que queremos destacar aquí es la importancia de esas desviaciones cognitivas a la hora de tomar decisiones que nosotros sufrimos y cómo las aprovechan los gobiernos

Ejemplos de sesgos que sufrimos (esta vez sin centrarlo únicamente a la inversión):

1.         Sesgo del Status quo

Se trata de nuestra tendencia a preferir que las cosas sigan igual que siempre, a no cambiar. Si quieres una excusa más a por qué nunca te decides a empezar la dieta, aquí la tienes.

En este caso, es vox pópuli que a los individuos nos cuesta mucho cambiar nuestros hábitos. Tanto es así que ni siquiera éramos completamente capaces de cumplir con la premisa del Estado de Alarma de #Quédateencasa. Pero si decíamos estar tremendamente preocupados por la situación vivida.

2.         Exceso de optimismo

Estamos hartos de ver esto, ¿verdad? Días antes de decretar el Estado de Alarma se arengaba a la gente a acudir a manifestaciones, eventos deportivos, mítines políticos, etc. Claro, con aquello de “es un virus pequeño”, “está en China”, “aquí no habrá más que unos casos puntuales”, era más que sencillo. Pobre Coyote, iluso cree que puede pillar al Correcaminos cuando este siempre es más rápido que él.  

3.         Aversión a la pérdida 

“¿Cómo vamos a prohibir eventos multitudinarios con un riesgo tan bajo de casos diagnosticados?” (Si es que era realmente ese el dato conocido). El individuo siempre prefiere no perder antes que ganar, duele doblemente la pérdida que la ganancia, así que, antes de perder, ya sea popularidad o aumentar críticas a los gobiernos, mejor arriesgarnos a no tomar medidas de contención.

4.         Presión social

Archiconocido que lo que hace la mayoría es lo que tendemos a hacer el resto. ¿Por qué? Por miedo al qué dirán, a ser rechazados, a ver bien la opinión mayoritaria sobre la minoritaria. ¿Qué veo a gente yendo a comprar en avalancha a los supermercados sabiendo que no habrá desabastecimiento? Da igual, vamos aunque no tengamos nada urgente que comprar (esa personalidad tan apabullante tenemos). 

5.         Ilusión de control 

Muy relacionado con el exceso de optimismo, consiste en esa creencia humana de poder controlar situaciones que realmente no dependen de nosotros. Buscamos crear relatos coherentes de causa y efecto: “hay muchos casos de contagios por Coronavirus, pero nosotros estamos sanos, seguro que no lo tenemos”, no pensamos en poder ser asintomáticos y contribuir al desastre. 

Omitamos aquí todo el desconocimiento generalizado que se ha dado todo el tiempo, donde dije digo digo Diego hasta la enésima potencia.

6.         Anclaje

Está demostrado que los datos o información que nos dan previamente condiciona nuestro juicio acerca de esa cuestión: nos hablan de un mayor porcentaje de fallecidos en ancianos, por lo que nos despreocupamos ante la mortalidad del virus, nos vemos seguros aun cuando hemos visto que también fallece gente joven.

En resumen, sesgos podríamos hablar de muchos más, pero con estos nos es suficiente para ver que no somos completamente racionales. Ante esto, entran en juego los Choice Architects, por ejemplo, decretando el Estado de Alarma y añadiendo una serie de medidas que van aumentando día a día. ¿Cómo nos aseguramos de que nos conducen a lo que de verdad queremos y no a lo que les mueve sus propios intereses?

La lógica determina que estos Choice Architects (sean del tinte político que sean y gobiernen en España o fuera) deben ser individuos racionales, que no adolecen de sesgos cognitivos como los que ya hemos visto porque si no, no tendría sentido que impusieran medidas para todos los individuos; pero, ¿esto realmente es así? Por mucho que algún político intente pintarse a sí mismo como Supermán, lo cierto es que son exactamente iguales que nosotros, sufren de las mismas anomalías. 

De hecho, todos estos sesgos, que adolecen también los gobernantes, provocan un grave impacto sobre las políticas óptimas. Se torna muy complicado dar solución a problemas vitales como los de tinte económico: cuotas de pagos de autónomos, moratorias, impuestos societarios, etc. Entonces, ¿en qué medida estos arquitectos son capaces de implementar medidas que mejoren el bienestar? 

¿Racionalidad de los Choice Architects?

En teoría, para considerar in toto que los Choice Architects están tomando las medidas correctamente desde un punto de vista racional (sin entrar en catalogar cuán acertadas son o no desde el punto de vista científico-ideológico), deberían darse dos supuestos:

1.         Tener acceso completo a toda la información.

2.         No deben existir pendientes resbaladizas en la política. 

Aunque muchos no quieran ni nombrarlo, necesitamos recuperar aquí a Hayek y su “problema del conocimiento”, por el que los individuos no pueden tener acceso a toda la información. En suma, los Choice Architects, no solo pueden no mejorar nuestro bienestar con sus políticas, sino que lo pueden empeorar. 

Por si fuera poco, existe el problema de las slippery slopes o pendientes resbaladizas de las que habla M. Rizzo, por el que la aceptación de una actuación política lleva a la aceptación de una ulterior. ¡Este es el punto donde queríamos llegar! Esto supone que, generalmente, cuando aceptamos una intervención o influencia externa, la probabilidad de no cuestionar una posterior se incrementa

Caos gobierno Viñeta de Ramón en «Hermano Lobo»

Imaginemos, si en un primer momento nos hubiesen decretado un Estado de Alarma de un mes y medio, ¿cómo hubiésemos reaccionado? Sin embargo, al hacerlo de solo 15 días, el prorrogarlo otros 15 no lo vimos tan mal. Sería una especie de pendiente de autoridad, al mostrarnos que se trata de un tema tan complicado, debimos agachar la cabeza ante lo que nos dijeron, ya que teníamos que mostrar respeto a los juicios de los «expertos» en algo tan complicado. Buena estrategia de los Choice Architects, ¿verdad? 

Fijaos que aquí, lo que hemos tratado de hacer es ver todas las actuaciones desde una perspectiva meramente conductual, sin entrar en valoraciones políticas o ideológicas. ¿Por qué? En primer lugar, porque no queremos pararnos a pensar que todo el desastre, la poca preparación y la incapacidad que se mostró viniese de forma intencionada, ya que sería entonces algo denunciable; y, en segundo lugar, por amor propio, amor propio a los ciudadanos y a una servidora, que por muchas limitaciones cognitivas que tengamos, debemos ser capaces de no rendirnos. No porque nos den mítines políticos los unos y los otros ni porque queramos sonar a habitantes del mundo de Yuppi, sino porque, señores, nos quedan demasiadas cosas que hacer. Entre ellas, ver cómo podemos menguar la influencia de estas limitaciones propias del ser humano para si no evitar la próxima pandemia, al menos, estar (más) preparados ante ella

En definitiva, cuando vemos una situación como imposible de prever, como un Cisne Negro, somos más dóciles para recibir medidas restrictivas que hagan crecer al gobierno y, en conjunto, al Estado. Nos paramos a pensar y decimos aquello de “es un asunto demasiado complejo, nadie podía imaginarlo y se tomarán medidas que no gustarán a nadie”. Y esto, amigos, esto es justo lo que beneficia a esos Choice Architects que no supieron estar preparados (ni prepararnos) para esta guerra. Y pobre del que crea que, tras ella, buscarán retroceder todo lo que avanzaron. 

El éxito es talento más preparación. – Malcolm Gladwell

 

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